¿Lo sabías?

La creación del Casino de Monte-Carlo en 1863 es la historia de un Príncipe, de un hombre... pero sobre todo una historia de amor. En la segunda mitad del siglo XIX, el Principado experimentó un rápido crecimiento y una creciente prosperidad bajo el impulso del Príncipe Carlos III y François Blanc. Marie Blanc, esposa del empresario, desempeñó un papel clave en el desarrollo y embellecimiento de Montecarlo. Desarrolló las ya legendarias bodegas del Hôtel de Paris Monte-Carlo, participó en la Exposición Universal de Viena, creó las "Poteries de Monaco" y construyó la Ópera Garnier. Marie Blanc desempeñó un papel fundamental en la influencia cultural y artística del Principado.

Lasuite Princesa Grace y la suite Príncipe Rainiero III del Hôtel de Paris Monte-Carlo se hacen eco de una historia excepcional. Tras casarse en 1956 en el corazón de este palacio, la pareja principesca celebró su vigésimo aniversario juntos en las bodegas del hotel. Estas dos habitaciones son ahora escaparates excepcionales con vistas al Mediterráneo en lo alto del hotel, y prometen un viaje inolvidable. Como el amor, ¿verdad?

"Cada mujer es una rosa eterna en este mundo" es sin duda el adagio fundador de la Rosaleda Princesa Grace, inaugurada en 1984 por el Príncipe Rainiero III en homenaje a su esposa Grace Kelly. A la hora de seleccionar los rosales más bellos, el Palacio del Príncipe recibió cientos de ofertas de todo el mundo, y las 315 variedades fueron elegidas personalmente por el Soberano.

Desde hace más de medio siglo, el perfume del romanticismo flota sobre el Principado. En abril de 1956, el Príncipe Rainiero III contrajo matrimonio con la actriz estadounidense Grace Kelly, un acontecimiento que cautivó los corazones de 30 millones de telespectadores y 100.000 visitantes de Mónaco durante la semana de festejos. 600 invitados, celebridades -entre ellas Alfred Hitchcock, maestro del suspense y padrino de la novia- y cabezas coronadas asistieron a esta primera boda real retransmitida en directo por televisión, y sin duda marcó su época. Los hogares estadounidenses también pudieron vivir la boda... con unos días de retraso: para emitir las imágenes en mondovisión, ¡las películas se empaquetaron en cajas y se enviaron por avión a Estados Unidos!