7 preguntas sin filtro

  1. ¿Por qué un príncipe y no un rey?

Esto se debe en gran parte a la relación entre Mónaco y Francia a lo largo de los siglos. De hecho, se trata de una tradición histórica y de una dimensión política: mediante tratados, Mónaco queda bajo la protección de Francia. Para no perturbar estas relaciones diplomáticas, los soberanos son príncipes bajo la protección de un único rey, el de Francia. Aunque la dinastía Grimaldi tomó el control de Mónaco en 1297, el título de Señor de Mónaco no apareció oficialmente hasta Carlos Grimaldi en 1342. Sin embargo, no fue hasta 1612 cuando Honoré II adoptó oficialmente el título de Príncipe de Mónaco, marcando una evolución en el estatus soberano del principado.

  1. ¿Cómo puedo obtener la nacionalidad monegasca?

La decisión de conceder o denegar la nacionalidad monegasca es prerrogativa exclusiva del Príncipe de Mónaco. No obstante, existen varias formas de obtener la nacionalidad:

- filiación: directa para la filiación paterna, sujeta a condiciones para la filiación materna

- Matrimonio: el marido o la mujer de un monegasco pueden adquirir la nacionalidad monegasca por declaración, transcurrido un plazo de veinte años desde la celebración del matrimonio.

- Naturalización: cualquier persona que haya residido habitualmente en Mónaco durante al menos diez años desde que cumplió los 18 años puede solicitar la naturalización a S.A.S. el Príncipe Soberano. No obstante, esta decisión queda a discreción del Príncipe Soberano.

  1. ¿Cuál es la diferencia entre Mónaco y Montecarlo?

A menudo se considera que Monte-Carlo es la "capital" de Mónaco. Equivocadamente, ya que Monte-Carlo es uno de los distritos que componen el Principado. Representa el 21% del territorio y se llamó Plateau des Spélugues hasta mediados del siglo XIX, cuando pasó a llamarse Monte-Carlo en honor del Príncipe Carlos III.

  1. ¿Por qué los monegascos no pueden jugar en el Casino de su país?

Los monegascos no pueden jugar en el casino de Mónaco. Esta prohibición, establecida por ley, nunca ha sido cuestionada. La primera razón por la que los monegascos tienen prohibido el juego es económica: el Príncipe Carlos III no quería que sus súbditos, que ya tenían bajos ingresos, se arruinaran. La segunda razón es más prosaica: evitar el fraude. En el corazón de un pequeño territorio, muchos monegascos son croupiers, y es inconcebible que exista la posibilidad de que se gane o se pierda dinero entre miembros de una misma familia.

  1. ¿Por qué una bandera roja y blanca?

La bandera tal y como la conocemos fue establecida en 1881 por Carlos III. En ella figuran los colores tradicionales de la familia Grimaldi, que a su vez recuerdan el escudo de armas de la República de Génova, cuna de la familia principesca. Una versión más poética es que el rojo evoca la sangre de la patrona de Mónaco, Sainte-Dévote.

  1. ¿Existe una lengua monegasca?

El monegasco es una lengua regional, cercana al ligur, que se habla en Italia. Aunque el francés es la lengua oficial, el monegasco se enseña en la escuela y se puede ver en los letreros de las calles. Ansiosos por preservar su lengua, unos cuantos monegascos fundaron en 1924 lo que se convertiría en el Comité Nacional de Tradiciones Monegascas y se propusieron poner por escrito lo que entonces era una lengua estrictamente oral, desprovista de gramática formal y literatura.

  1. ¿Cómo ofrece Mónaco un entorno seguro?

La seguridad en Mónaco es una prioridad absoluta, un auténtico pilar de la vida cotidiana. Con una impresionante proporción de un policía por cada 70 habitantes, el Principado pone en marcha medidas excepcionales para garantizar la tranquilidad de sus residentes y visitantes. Aunque la defensa corre a cargo de Francia, Mónaco también cuenta con la Compagnie des Carabiniers du Prince, un cuerpo de élite de 124 soldados encargados de la seguridad del Príncipe y sus instituciones. Su presencia subraya la importancia de la protección, pero también de la armonía, como demuestra la orquesta de Carabineros del Príncipe, un conjunto musical compuesto principalmente por instrumentos de viento y metal que acompaña la vida de Mónaco desde hace 50 años.